sábado, 19 de septiembre de 2015

LA PRIMERA CENA

Siento que un impulso irreflexivo me guía al escribir estas palabras. Simplemente debo hacerlo. Este espacio fue creado para usarlo, para compartir, para contar. Esta entrada es la primera tras la presentación, pero tranquilos, no haré más hincapié en el tema. Simplemente tomo consciencia de ello, de saber que estoy iniciando este recopilatorio de hechos, pesadillas o pensamientos.
Ayer vivimos la primera cena. En apariencia puede sonar banal, inútil, evidente, carente de interés. Y probablemente quien lo piense lleva razón.
Pero no, hay algo más en la cena. Algo que va más allá de la propia cena. El encuentro, las palabras, las miradas. El hecho de saber que has pasado de nivel. Ahora todo es diferente pero sigue igual. Que siga igual va unido al hecho de que algunas cosas sean buenas y otras no, algo implícito en vivir. Y todo ello va de la mano con el tiempo. El tiempo pasa, luego nada es igual en cada momento. "Metafísica, filosofía, estupidez" pensará alguno. No, es solo reflexionar sobre tu entorno. La cena simboliza la unión, una unión que cada día se fortalece, una unión con tus ideas, con tu alegría, con tu máxima expresión de vivir. Al final, sin embargo, nada será útil. Como el fénix que renace de sus cenizas, al final será todo igual, eternamente.
Y echarás de menos cada uno de esos momentos, cada soplo de felicidad, a pesar de que otros soplos agiten tu cabello. Nunca recuperarás aquellos viejos momentos. Nuestro problema, pues, se basa en que no somos aves fénix. Nosotros gozaremos de unos cuantos soplos, pero en algún momento ya nada renacerá de nuestras cenizas.
Lo que me lleva a pensar en las copas.

Las copas de la cena. Estaban allí, quietas. Petrificadas como cristal que las compone. Inmóviles. Pero atentas, reflejando cada uno de nuestros colores, de nuestras estupideces. Las copas son útiles. Por eso se inventaron. Con esto tengo serias dudas, porque si todo lo que se crea es útil, ¿qué hacemos nosotros los humanos viviendo?
Volviendo a las copas, ellas nos sirven. Bebida, concretamente. Pero, ¿qué bebida? ¿Agua? ¿Vino? ¿Coca Cola? Ellas no lo saben. Pero podría darse el caso de que sí. De que las copas tuvieran pensamiento propio. ¿Os lo imagináis? Cada una de ellas pasará por los labios de unas dos o tres personas al día, según el restaurante/bar que habiten. Tendrán bebida favorita y rezarán porque su dueño momentáneo elija dicha bebida. Hablarán entre ellas con ligeros silvidos, no audibles para los humanos. Sufrirán con las burbujas del gas de los refrescos.
Hasta morirán al caer al suelo y hacerse añicos. En ese sentido, creo yo, no pueden sentirse seguras cuando el dueño momentáneo es un niño pequeño. Demasiado peligroso, ¿no? La verdad, no quisiera ser una copa.

Aquí en la izquierda un ejemplo gráfico de la acepción de "felicidad". El señor efe me dijo que de momento no podían añadirlo al diccionario, pero que se estudiará con el tiempo, tras solucionar el tema de la fotografía de "feo".





Tras la cena todo quedó en un ligero desvarío del que hago homenaje con mi amigo, el señor H, en la foto de abajo...


   En resumen, la cena empieza algo que ya tuvo su inicio y que tendrá su triste final, pero de lo que no podemos quejarnos porque existimos,
podemos ser conscientes de esa felicidad que a veces vivimos, algo que las copas no pueden hacer. Ruego una oración en honor a las copas
del mundo, que jamás sabrán que cientos de labios las saborearon (pensad esto en un humano, ¿veis como es triste?).




Y por favor, que nadie piense que "La primera cena", título de esta entrada, tiene algo que ver con "La última cena", como si quisiera reírme del tema religioso. Para nada. Pero sí que es una ironía: En la última cena Jesucristo "acaba" (eso de que resucita no se lo cree
ni la virgen María). En nuestra primera cena todo "empieza" (aunque ya tuviera un inicio). Me gustan las metáforas absurdas, ya lo iréis viendo.

Espero que disfruten de sus cenas, estoy seguro de que ya no verán a las copas con los mismos ojos.
Saludos, abrazos y cenizas de ave fénix,
Sergio.

PD: Cenizas de ave fénix hace referencia al momento en el que el fénix arde y de sus cenizas resurge un nuevo fénix.
Me parece oportuno para una despedida porque es como desear juventud, el renacer aporta fuerza y salud. Pues eso, ¡salud!

martes, 15 de septiembre de 2015

UN NUEVO BLOG, UNA NUEVA PERSPECTIVA

¡Hola! Me alegra que estés leyendo esto. Significa que acabas de conocer este blog, o que has leído mucho de él hasta que te has decidido a echar un vistazo a la primera entrada.
Este blog no pretende ser más que un reflejo de algunas de mis vivencias, de algunas de mis ideas, de los eventos que considere interesantes para compartir, de las reflexiones que resulten fructíferas. 
Pretendo escribir en este blog para guardar todo ello, para evitar que se pierda en el tiempo, para calmar ese ansia que a veces nos impide vivir. 
Nada de eso significa que la lectura de estas entradas no pueda ser agradable. De hecho, trataré de que cada entrada contenga lo necesario para que lo sea. Así que ya sabes, si te gusta leer y por el título intuyes que la entrada te puede interesar, prepara un café caliente, siéntate frente al portátil y lee con calma y curiosidad todo lo que quieras. Sin límite, este blog pretende ser permanente. 
Hasta los próximos textos. 
Saludos, 
Sergio.